El actor Nancho Novo (A Coruña, 1958) pone estos días en circulación su segundo disco como cantante y compositor. El álbum se titula Con mucha suavidad y lo ha grabado junto a Los Castigados Sin Postre, la banda con la que viene tocando desde hace años por pequeños locales madrileños. Producido por el guitarrista Toni Pastor, en el disco tocan músicos como Ramón Arroyo o Francisco Simón.
El proyecto, editado en la pequeña compañía Discos en la Arena, parte del propio actor, que ha decidido sufragarlo para intentar hacer las cosas de otra forma: 'De alguna manera, ser artista es ya un capricho. Este disco ha sido un capricho en el sentido de que tenía un dinero y me lo gasté en él. Me dije que no me iba a andar con la cutrez habitual de las casas de discos y que me lo iba a hacer yo con lo que hubiera para que todo el mundo trabajara en él a gusto. Hemos tenido hasta catering'.
Novo, que actualmente compagina su trabajdo en la obra teatral Cinco hombres.com, que se representa en Madrid, con la grabación de la telecomedia A medias para Antena 3 Televisión, ha incluido en este disco 'canciones que tenía autocensuradas'. 'Yo no me atrevía a cantarlas, porque, como hacía rock and roll y humor, me daba miedo cantar cosas que yo consideraba un poquito más mías, que tienen un puntito autobiográfico'. En ese sentido, canciones como Novocop, Baja triste el Manzanares, Quiero y no puedo o Una calle llena de bares constituyen un poemario musicado a lo largo de años por parte de este polifacético actor, que confiesa acerca de la intención que ha movido estas canciones: 'Quería hacer un disco de amor, pero tal y como y yo lo entiendo y con la forma de expresarlo con que yo lo expreso. Yo las llamo canciones guarrománticas'.
Evidentemente, las referencias en esas canciones al sexo o las drogas no son, ni mucho menos, rechazadas por un artista al cual no parece darle miedo el efecto que puedan causar estas reflexiones cantadas a plena voz: 'Hay que dejarse de hipocresías. Yo siempre cuento historias de personajes. Cuando canto cosas como 'Quiero dejar de fumar y no puedo, dejar de esnifar y no puedo, de chutarme y no puedo', estoy haciendo una metáfora que puede partir de una realidad. Una realidad que puede ser de otros o de uno mismo, pero con la que todo el mundo puede identificarse'.
Nancho Novo trata de explicar estas metáforas que, con forma valleinclanesca, casan teatro y rock con sabor a Rolling Stones: 'Hablo del amor y, con el amor, de otras cosas que tienen que ver conmigo: hablo de amor y hablo de ciencia-ficción, hablo de amor y hago una apología de Madrid, hablo de amor y cuento la historia de un trapichero, o hablo de los sentidos, o de un grupo tocando en directo, o de lo macarras que podemos llegar a ser los tíos'. Esta forma de confesarse musicalmente concluye en un estilo musical y en una reflexión: 'Algunos dicen que el rock and roll son tres notas. Para mí que el rock and roll somos tres notas'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 29 de enero de 2002