El Barça tomó ayer oxígeno al ganar por 2-1 al Lleida, de Segunda División B, en partido de semifinales de la Copa Catalunya, disputado en el Camp d'Esports. El equipo azulgrana superó una prueba que, de no haberla salvado, habría acabado definitivamente por inflamar el club. Gerard y Coco, en los minutos 19 y 39, respectivamente, se encargaron de poner un parche a la polémica situación que atraviesa la entidad. El Lleida reaccionó con un tanto de Nákor, (m. 71), pero su inocente presión apenas alteró al Barça, que recurrió a todas sus figuras, salvo Rivaldo -con molestias en los abductores-, para alzarse con la victoria y presentarse en la final de este torneo.
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Precedido por una semana tormentosa y con una plantilla bajo sorpresa, los azulgrana se vistieron el mono de trabajo para resolver una cita que se presentaba tremendamente incómoda. Más que un partido oficial, fue un entrenamiento a puertas abiertas.
El italiano Coco, cedido hasta final de temporada por el Milan, resultó lesionado durante el partido y causará baja por un periodo aproximado de un par de semanas. Una primera exploración médica apunta a que el jugador sufre una elongación muscular, aunque se le realizaron al jugaro más exámenes para descartar una posible rotura.
La alineación presentada por el Barcelona fue: Bonano; Gabri, Puyol, Christanval (Tortoledo, m. 46), Coco (Cocu, m. 46); Rochemback, Xavi, Gerard, Motta; Kluivert (Saviola, m. 52) y Geovanni (Overmans, m. 78).
Directivo adjunto discrepante
El presidente del Barça, Joan Gaspart, por otra parte, logró el lunes, pese al estallido social del Camp Nou tras la derrota ante Osasuna, que casi todos los miembros de su junta se mostraran a favor de la continuidad de Carles Rexach al frente del equipo. Gonçal Lloveras reveló ayer que él fue el único en la reunión -tienen derecho a asistir los 21 directivos inscritos en la Federación y otros tantos como él, denominados directivos adjuntos, con derecho a voz, pero no a voto- que pidió su relevo. Lloveras, afín al vicepresidente Joan Castells, que mantuvo discrepancias el verano pasado con Gaspart por la política de fichajes y la gestión del club, lamentó que nadie le secundera.
La crítica situación del equipo ha causado que afloren de nuevo las discrepancias en el seno de la junta. Castells dijo el domingo de forma enigmática, en alusión a la supuesta fiesta de varios jugadores antes del partido con el Rayo, que parece que hay alguien interesado en cargar con más culpas de las que tienen a los futbolistas.
Los problemas del equipo no han alterado la agenda del club, que hoy enviará una delegación a Estados Unidos para presentar dentro de una semana un acuerdo a la Liga de Fútbol Americano para introducir la marca Barça en el mercado de ese país.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de enero de 2002