Un dirigente de la Federación de Río de Janeiro, David Tavares, acusa al presidente de ese organismo, Eduardo Viana, de desviar dinero e incluso de haber secuestrado a su hija en un momento dado para que no dijese toda la verdad ante la comisión del Senado que investiga la corrupción en el fútbol brasileño.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de enero de 2002