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El ecuatoriano arrojado al mar en Barcelona murió ahogado

Una cámara grabó la paliza de cuatro porteros ante decenas de testigos

Wilson Pacheco, de 26 años, cuyo cadáver fue hallado el domingo en aguas del puerto de Barcelona, falleció ahogado, según la autopsia. El examen forense no halló más signos de violencia que unos rasguños en la cara, el codo y la rodilla, lo que contrasta con la brutal paliza que, según fuentes de la investigación, recibió el ecuatoriano a manos de cuatro vigilantes ante la pasividad de decenas de testigos. La escena quedó grabada en vídeo por una cámara del puerto, entregado ayer a la policía.

El único de los cuatro porteros que no ha sido detenido, James Anglada, tiene antecedentes penales por lesiones. En 1997, un juzgado de L'Hospitalet condenó a Anglada a una multa de 9.000 pesetas por un delito de lesiones. Ese mismo año la Audiencia de Barcelona le impuso un año de cárcel por obstrucción a la justicia, que dejó en suspenso a cambio de que no volviera a delinquir.

Un vídeo revela que Anglada y tres porteros del complejo lúdico Maremágnum propinaron una brutal paliza a Pacheco en la madrugada del domingo y que después lo arrojaron al mar. Cuando la policía portuaria llegó a la zona, Anglada ya había huido y sólo pudieron ser detenidos los otros tres, que hoy pasarán a disposición judicial.

Fuentes de la investigación explicaron que la autopsia revela que el ecuatoriano murió ahogado y que no presenta signos de violencia al margen de unos rasguños. Este hecho, sin embargo, no es incompatible con que fuese golpeado con gran violencia en partes del cuerpo en las que no queda señal, como el abdomen. El vídeo es de una brutalidad tal que un agente se desmayó al verlo.

En la cinta se aprecia cómo los vigilantes golpean a Pacheco con porras por todo el cuerpo y lo tiran al mar, todavía consciente. Intentó mantenerse a flote durante dos minutos. El vídeo también evidencia cómo los cuatro vigilantes van a la caza del grupo de ecuatorianos con el que habían discutido poco antes al negarles el derecho de admisión en el local Caipirinha. Tres pudieron huir, pero Pacheco fue alcanzado en una pasarela del puerto. Allí fue apaleado ante la pasividad de decenas de testigos.

El Ayuntamiento de Barcelona anunció ayer que ha abierto un expediente sancionador al bar Caipirinha, frente al cual se iniciaron los hechos y que se personará como acusación particular en el caso. Desde mayo de 2000 hasta diciembre, el consistorio había abierto a esta sala 11 expedientes por vetar el derecho de admisión a los clientes. Ocho finalizaron con una multa de 100.000 pesetas, otro fue archivado y dos más están en trámite.

Mientras, la Autoridad Portuaria instó ayer a la sociedad que explota Maremágnum a que rescinda el contrato de alquiler al propietario del bar, Luis Luque Alarcón, que se sienta hoy en el banquillo por vetar la entrada a un gitano en otro bar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de enero de 2002