Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Un concurso con pruebas que rozan la tortura, cancelado en EE UU

La Fox atribuye la suspensión de 'La cámara' a la baja audiencia

La cadena Fox ha suspendido en EE UU el concurso The chamber (La cámara), con el que se había acuñado una nueva definición de formato audiovisual: la tortura TV.En teoría, la Fox cancela el programa tres semanas después de su estreno por razones de audiencia; en la práctica, las vejaciones a las que eran sometidos los concursantes rozaban el sadismo. Paradójicamente, un concurso igual de cruel, The chair (La silla), sobrevive a las críticas en la ABC gracias a su aceptable nivel de audiencia.

MÁS INFORMACIÓN

Tanto La cámara como La silla frivolizan con la escenografía de una ejecución, cosa que el público de EE UU acepta con aparente normalidad. En el primero, se encierra al concursante en una cámara vacía y se le somete al catálogo de crueldades; en el otro, es atado a una silla en la que, salvo una descarga letal, puede sufrir de todo. En el de la Fox, si era hombre, lo dejaban en ropa interior; si era mujer, en traje de baño. Así entraban en La cámara -después de superar una primera fase de concurso clásico con preguntas del tipo "Nombres de actores en películas del Oeste"- y empezaba el espectáculo.

Con instrumentos de medición de ritmo cardiaco sujetos con ventosas al cuerpo, los concursantes eran sometidos a retos como comprobar su resistencia a dar vueltas a toda velocidad, su capacidad de recibir aire disparado sobre la cara a 100 kilómetros por hora o su aguante térmico: uno de los concursantes tiró la toalla cuando la cámara alcanzó los 70 grados.

Control médico

Como se trata de EE UU, los concursantes firman de antemano un documento que exime a los productores de toda responsabilidad en caso de tragedia. Aun así, un médico del programa revisaba de cuando en cuando las constantes vitales de los participantes, lo que daba cierto color al programa. Cuando los concursantes perdían o ganaban, salían de La cámara con aspecto de haber sido auténticamente vapuleados.

Frente a este concurso, la ABC estrenó La silla con un presentador nuevo en el oficio: John McEnroe, el niño malo del tenis. De formato similar, cambia la cámara por un asiento. De hecho, ambos concursos mostraban una escenografía descaradamente calcada al ¿Quiere ser millonario?, salvo por el patíbulo instalado en el centro. Como no podía ser de otra manera, la Fox y la ABC intercambiaron demandas por plagio.

La única diferencia estriba en el elemento sorpresa: los concursantes en La silla nunca saben lo que se les viene encima, en el sentido literal: en una ocasión, los productores descolgaron un cocodrilo desde el techo sobre la cabeza del concursante, que debía decidir hasta qué punto quería verle las mandíbulas. Con pruebas como ésta, los concursantes ganan más cuanto más bajo mantengan su ritmo cardiaco.

La silla sigue en la ABC y la productora asegura que ha vendido la idea a 12 países. Y lo peor está por venir: Sony prepara un concurso llamado Ruleta rusa, sobre el que nadie se atreve a indagar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de enero de 2002