La Reserva Federal de EE UU (Fed) puso ayer fin a un año de agresiva reducción de tipos de interés al decidir no mover el fijado el pasado mes de diciembre, que quedó situado en el 1,75%, la tasa más baja en cuatro décadas. La medida respondió a las expectativas de los mercados, que ayer siguieron en pleno síndrome del caso Enron, el temor a que la liberalidad contable de las empresas produzca nuevos casos como el de la compañía tejana de energía.
Después de conocida la decisión de la Fed, el índice Dow Jones cerró con un avance del 1,5%. El índice Nasdaq de valores tecnológicos ganó un 1,08%. La tendencia en las bolsas europeas fue negativa.
"Señales de que la debilidad de la demanda está cediendo y de que la actividad económica se está empezando a consolidar son cada vez más evidentes", señalaba el comunicado de la Fed. "Dado que las fuerzas que retienen a la economía están empezando a debilitarse, las perspectivas de una recuperación económica son más prometedoras" añadía.
El banco emisor, sin embargo, reiteró la advertencia realizada el mes pasado (cuando remató con un cuarto de punto 11 rebajas que cortaron el precio del dinero a corto 4,75 puntos) de que la economía sigue débil. "Sigue siendo incierto el grado de la fortaleza de las inversiones de capital y el gasto de los hogares", subrayó la Reserva.
La aparente recuperación de la economía, con un crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 0,2% en el cuarto trimestre del año, hacía prever la decisión del banco emisor, que no tuvo efecto sobre los mercados, pendientes de los resultados empresariales. La confianza en las garantías que debían proporcionar los balances sancionados por los auditores se ha volatilizado y domina la idea de que lo mismo que pasó con Enron y la auditora Andersen podría ocurrir en otros lugares.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de enero de 2002