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Telefónica renuncia a sus planes de móvil en Italia al menos hasta 2003

Los proyectos de Alemania y Marruecos también sufren problemas

El negocio de la telefonía móvil no está cumpliendo con sus expectativas. El retraso tecnológico del móvil de tercera generación que permitirá la transmisión de imágenes (UMTS), los apuros financieros y las discrepancias con sus socios en el consorcio Ipse 2000 han obligado a Telefónica Móviles a paralizar su proyecto en Italia al menos hasta 2003, cuando esté disponible la nueva tecnología. La operadora española, que pagó 1.490 millones de euros por la licencia italiana, también está sufriendo serios problemas en Alemania y en Marruecos.

La mina de oro que creyeron encontrar las compañías en la nueva generación de móviles (UMTS) y que les hizo desembolsar más de 100.000 millones de euros (16 billones de pesetas) para conseguir las licencias necesarias se está convirtiendo en un cenagal de inseguridad tecnológica y de deudas millonarias.

Xfera, la compañía participada por FCC-Vivendi y ACS, que ganó una de las cuatro licencias de UMTS en España, dio el primer aviso hace dos meses al congelar su lanzamiento comercial. Telefónica ha sido la última empresa en asumir ese fiasco, tras anunciar Ipse 2000, el consorcio con el que ganó la licencia de UMTS en Italia, su renuncia a operar con la tecnología actual (GSM-GPRS), tal y como tenía previsto, y el retraso de su salida al mercado hasta que esté disponible la telefonía móvil multimedia, algo que no sucederá al menos hasta bien entrado 2003, según el consenso del sector. La decisión se produce un año y medio después de que Ipse 2000 se adjudicara una de las cinco licencias que subastó el Gobierno italiano por 3.270 millones de euros, de los que Telefónica, que posee el 46% del grupo, debe asumir 1.490 millones de euros.

Aunque el comunicado oficial de Ipse se limitó a anunciar la paralización, la causa última de esa decisión han sido las reticencias de los principales socios de Telefónica (el operador finlandés Sonera, Banco di Roma y Fiat) a aportar los fondos adicionales que se requerían para operar en el próximo junio y que les ha llevado a demorar reiteradamente la aprobación del plan de financiación que les ha puesto encima de la mesa Telefónica, la más interesada en que el proyecto saliera adelante dado su nivel de exposición, informaron en fuentes de los accionistas.

Finalmente, todos los socios de Ipse han entendido que no merecía la pena ese esfuerzo inversor en un mercado como el italiano, que, aunque tiene la tasa de penetración del móvil más alta de Europa (85%), está dominado absolutamente por TIM (filial de Telecom Italia) y por Omnitel (Vodafone), que poseen más del 50% de los 61 millones de abonados de Italia. A mucha distancia, se sitúan Wind (de la eléctrica Enel) y Blu, cuyos socios, incluida la británica BT, han puesto en venta ante las crecientes pérdidas de 500 millones de euros y cuya compra rechazó Telefónica. H3G, de Hutchison Whampoa, que como la española ganó una licencia pero no opera en Italia, también ralentizará sus inversiones.

Aunque Ipse se limitó ayer a señalar que ajustará su presupuesto para este año y recurriendo a los créditos que sean necesarios, la paralización puede ir acompañada de cambios en la dirección y de un ajuste para gran parte de los 600 empleados del grupo.

El revés italiano se une a los graves problemas por los que está atravesando Quam, la filial de Telefónica Móviles que opera en Alemania, acuciada por el boicoteo técnico al que se está viendo sometida por Deutsche Telekom y por los problemas financieros de su socio Sonera, que quiere vender su participación.

Por si fuera poco, Médi Telecom, filial de Móviles en Marruecos, anunció ayer que revisará sus plan de inversiones tras la decisión del regulador marroquí de las telecomunicaciones (ANRT) sobre las tarifas de interconexión, que, en su opinión, favorece al ex monopolio Maroc Télécom, participada en un 35% por el grupo francés Vivendi. Telefónica cayó ayer en Bolsa un 4,12% y su filial de Móviles un 2,18%.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de enero de 2002