La construcción del rompecabezas por la paz tuvo un apéndice periodístico. Los escolares entresacaron de los periódicos, durante dos meses, fotos y noticias de guerras, palizas, persecuciones y demás muestras de ira, y las contrastaron con imágenes de concordia y amistad. Con unas y otras tapizaron las paredes y varios paneles de la primera planta del colegio Alfonso X El Sabio de Vicálvaro, a modo de exposición de apoyo.
El visitante se topa con fotos con comentarios de los escolares. Hay abrazos de fútbol, cuerpos masacrados, una humareda de coche bomba ('Me parece mal que ETA mate o hiera a personas', colegio Blas de Otero), la reina Sofía agarrada a una mujer ('Es mejor un abrazo que un puñetazo', colegio Dámaso Alonso), un niño solo con la devastación al fondo ('Sin desgracias no habría nadie perjudicado', colegio San Cristóbal) e incluso una imagen del televisivo Carlos Sobera en pose enigmática y con la leyenda '¿Habrá paz?' (colegio Amos Acero).
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La muestra que acompaña al rompecabezas luce también dibujos. Algunos chavales se estrujaron el cerebro a fondo, como Ronald Yobera, del Alfonso X el Sabio. Este chico negro de 11 años dibujó dos mundos separados por un rayo y coronados por sendos platillos volantes. El globo terráqueo de la izquierda representa la violencia: del mapa de África sale un grito de '¡socorro!'; de Europa, un '¡quítate de mi camino!'; Australia recuerda '¡éste es mi barco!', y de América emerge el exabrupto '¡te boy a dar una hostia!'. A la derecha del rayo está el lado bueno: África dice 'gracias'; Europa, 'hola, pase'; Australia se pone amistosa con un 'no me saltes, quédate aquí', y América se pone democrática ('pon lo que quieras; no, ponlo tú'). El autor del dibujo reconoció que la paz 'no sólo es necesaria donde hay guerras, sino también en casa y en el colegio'.
El director del colegio anfitrión, Ángel Blanco, explicó que la idea es dejar el rompecabezas en el patio durante cinco días para que lo vean los escolares de otros colegios a través de visitas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de enero de 2002