Bien se puede acusar a Arafat de estar detrás de la importación de armas, vengan de donde vengan. Pero nadie acusa a Sharon de recibir material militar de última tecnología de EE UU, y mucho menos a estos últimos de proporcionárselo aun sabiendo los crímenes que se van a cometer con dicho material.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de enero de 2002