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COLUMNA

Un gobierno PP-PSOE

El presidente Aznar aprovechó el pasado congreso del PP para despedirse de sus fieles seguidores y deudos políticos en general. José María Aznar dejará la política activa y se ocupará en otros menesteres. ¿A qué dedicará sus horas libres? No lo ha dicho. Tampoco se ha dignado nombrar sucesor. Dicen que el delfín se encuentra entre los tres vicesecretarios del partido: Rato, Rajoy y Mayor Oreja. Aznar, sin embargo, todavía no ha señalado con su dedo mayestático al elegido. Le gusta tener a la gente intrigada. Es un juego tan pueril como inútil. Parece ser, no obstante, que en ello encuentra satisfacción y disfrute. Pues nada, que sea para bien. En todo caso, si usted querido lector quiere jugar a las apuestas, apueste por Mayor Oreja. En lo que sí ha demostrado empeño Aznar es en tratar de que CiU pase a formar parte del Gobierno del PP. Podría decirse que casi se ha convertido en una obsesión efermiza si tenemos en cuenta la insistencia con que viene repitiendo la oferta a los nacionalistas catalanes. Hasta tal punto le da importancia a esta participación de CiU en el Gobierno español por él presidido que su fiel escudero, el secretario general del PP, Javier Arenas, ha proclamado que la negativa de CiU a aceptar esta oferta sería 'un error histórico'. ¡Ahí queda eso! Estos no se andan con chiquitas. La cosa sin embargo es de una tal incoherencia y sinrazón que promueve la risa. Porque, vamos a ver, el PP no hace otra cosa que pasarse la vida pactando con el PSOE sobre todo lo divino y humano: pacto antiterrorista, pacto por la Justicia, pacto de financiación autonómica, pacto sobre política local, etc., etc. Lo lógico sería que le ofreciese al PSOE formar parte del Gobierno, ya que es con él con quien llega a acuerdos. Lo que no tiene sentido y suena a broma es que ofrezca a CiU formar parte del Ejecutivo para llevar a cabo una política que previamente el PP viene pactando con el PSOE. Salvo que en esa oferta haya trampa. ¡Y la hay! ¡Claro que la hay!

fburguera@eresmas.com

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de febrero de 2002