No fue un llanto ni un desespero, pero el vestuario del equipo español vivió ayer escenas de rabia y de impotencia. Los jugadores fueron la imagen del lamento, del querer y no poder. Un gran sentimiento de vacío llenó todos los espacios.
'Estábamos hundidos', reconoció David Barrufet, capitán del Barcelona y portero de la selección. 'No creo que el problema fuera falta de motivación, porque sabíamos que Yugoslavia intentaría ganarnos. Contra nosotros se motivan. Pero nuestro error fundamental fue que no existimos en defensa. Defendimos muy mal y, desde luego, no estuvimos a la altura que demostramos contra Alemania o ayer ante Francia'.
Al final, fueron los yugoslavos que juegan en la Liga Asobal, o sea los amigos de los españoles, los que les dejaron en la estacada: Jovanovic (Portland) y, especialmente, Bojinovic (Barça), se destaparon en la parte final del partido y cortaron la tímida reacción de los de Argilés.
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'Otra vez nos hemos quedado a las puertas contra el mismo rival', explicó el extremo Fernando Hernández. 'Te queda una mala sensación, porque teníamos la oportunidad de disputar una medalla. Hemos mantenido el control en el primer tiempo, pero luego todo se nos ha venido abajo'. Hernández reconoció que hubo precipitación en los lanzamientos. 'Aunque Peric demostró ser un gran portero'.
El lateral y central Alberto Entrerríos, el hombre más efectivo en el ataque español, matizó: 'Nuestra segunda parte ha sido desastrosa. Entramos en crisis y perdimos el control del partido'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de febrero de 2002