Cientos de soldados nigerianos que perdieron sus hogares en la explosión de un polvorín el pasado domingo, en la que murieron al menos 600 personas, atacaron a botellazos el automóvil del vicepresidente del país, Atiku Abubakar, para expresar su protesta.
El vicepresidente, que realizaba una visita de inspección de los daños, intentaba hablar con los damnificados cuando los militares le obligaron a botellazos a dar media vuelta con su vehículo. 'Si no se ocupan de nosotros, aquí van a rodar cabezas', dijo uno de los soldados. En Nigeria se sucedieron hasta 1999 los regímenes militares corruptos.
La Cruz Roja nigeriana busca, mientras tanto, el paradero de cientos de niños perdidos en medio de la confusión de las explosiones del polvorín.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de febrero de 2002