Los Patriots de New England lograron el domingo la Superbowl XXXVI en una sorprendente victoria ante los Rams de St. Louis, la máquina perfecta de jugar a fútbol americano, a la que los pronósticos daban la victoria por un cómodo margen. El equipo de Boston frenó en seco al mejor ataque de la NFL, asfixió a Kurt Warner, inmovilizó a Marshall Faulk, las estrellas de los Rams, y confirmó como líder a Tom Brady, el quarterback de 24 años que derrochó sangre fría en el último minuto y medio para lograr el triunfo por 20-17.
Algún comentarista señaló que el milagro de convertir el agua en vino era más factible que la victoriade los Patriots. Sin embargo, dos pérdidas de balón de los Rams permitieron a los Patriots lograr sendos touchdowns. Al descanso los Patriots lucían una ventaja de 14-3. Nunca en toda la temporada los Rams habían estado tan secos.
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A diez minutos del final los Rams empataron a 14. Los Patriots recibieron el balón cuando quedaba minuto y medio. En vez de esperar a la prórroga, Brady, el cerebro del equipo, decidió explotar el último cartucho y, apostando por una jugada que podía ser fatal, puso a los Patriots a tiro de la línea de ensayo. Vinateri, el especialista en patadas a balón parado, disparó desde 48 yardas y coló el balón entre los palos a siete segundos del final. Los Patriots consiguieron la victoria en su tercer intento, tras perder ante Chicago (1985) y con los Green Bay Packers (1996).
El partido estuvo marcado por el 11 de septiembre. Paul McCartney, que cantó en el prólogo, comentó: 'Todo el mundo dice que van a ganar los Rams. ¿No sería magnífico que en estas circunstancias lo hicieran los Patriots?'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de febrero de 2002