El toque de guitarra flamenca estuvo representado en el ciclo de tres días en el teatro de la Zarzuela por un concierto, luminoso y sugestivo, de Tomatito, el domingo. El tocaor almeriense se ha rodeado de excelentes artistas, cada uno sobresaliente en su especialidad -Bernardo Parrilla en el violín, Ingueta al cante, Churri Amador en el bajo, Piraña en la percusión, Joselito Fernández al baile- y crea un todo armónico en cuyo desarrollo cada uno de ellos tiene oportunidades para expresarse adecuadamente.
Y gobernándolos Tomatito, que en cada nueva andadura afirma su presencia como músico con un claro concepto de lo jondo. Su toque es luminoso, sencillo, sin florituras ociosas. Pero dice cosas y con frecuencia nos emociona. Con un repertorio de amplio espectro, pues se mueve con igual capacidad de inspiración en el toque de compás que en los estilos propios de su tierra, la taranta, la minera. E incluso el tango argentino, del que hace una creación personal que es un gozo oír.
El público, que un día más llenó el recinto -pese a lo intempestivo para el flamenco de la hora dominical, seis de la tarde- lo pasó estupendamente y salió complacido. Que a fin de cuentas es lo prioritario en cualquier espectáculo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de febrero de 2002