Sin virulencia pero sin ser aparcado el tema, se sigue hablando de la fórmula de la cuota femenina de participación política, siendo mayoritaria la opinión de que esta práctica es peyorativa y machista, y estoy totalmente de acuerdo.
La mujer debe acceder a los puestos de responsabilidad por valía y no por cuotas. Lo segundo es una práctica hipócrita e injusta para mujeres y hombres.
Dicho esto, hoy en 2002 debemos recordar que cuando hace una década, aproximadamente, un partido político promulgó la medida de la cuota femenina, a las mujeres les estaba prácticamente vedada su participación en puestos de responsabilidad (no para trabajar) y fue, por tanto, una medida práctica y válida.
Sin dar brazos a torcer y maquillando las formas, 'cuota' por '¡es que ésta mujer vale!', todos o casi todos los demás partidos secundaron el ejemplo, de forma que hoy podemos ver, con satisfacción, a muchas mujeres mandando y, de paso, haciendo más llevadera y menos aburrida la vida para todos. Reconozcamos pues que aquella fórmula fue válida y que permitió el paso a una participación mayor, aún hoy mejorable en cantidad, de la mujer en la vida gubernativa y legislativa que por efecto de rebote está contagiando al mundo social y laboral.
Admitiendo que el hombre es más ambicioso en cuanto al poder y que es aquí cuando casi exclusivamente se nos ve dando codazos, la mayor sensibilidad de la mujer a la hora de tomar decisiones y su mayoritaria participación en la Universidad, me hacen ser optimista. Ya sólo falta que la mujer quiera y apriete un poco el acelerador.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de febrero de 2002