Unos 1.500 vecinos de L'Alfàs del Pi dieron ayer el último adiós a los dos niños fallecidos en Benidorm el pasado domingo a manos de su padre, que luego se suicidó. Los peores momentos se vivieron en el cementerio de la localidad, tras la ceremonia religiosa. La abuela, que llegó a desvanecerse ante los nichos, y la madre de los pequeños, en la imagen, bajo el efecto de sedantes, fueron trasladadas con posterioridad al Hospital de La Vila. Del cuerpo del parricida, que hoy recibe sepultura, nadie se ha hecho cargo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de febrero de 2002