Fue niña prodigio: pianista a los siete años, compositora desde los nueve, estrella adolescente del pop en Canadá, ídolo de masas en todo el mundo a los 21. Hoy es cantante y guitarrista, actriz y peluquera ocasional, escritora y pintora. Extrovertida y con un punto místico, la estrella canadiense Alanis Morissette (www.alanis.com) presentó ayer en Madrid su tercer disco, Under rug swept (algo así como Lo barrido bajo la alfombra).
Morissette, de 28 años, explicó que ha tomado el control absoluto de su obra y de su vida. En cuanto a lo primero, se ha convertido en productora por primera vez. Y sobre lo segundo, dijo: 'Tengo una sensación de liberación total. Escribir es ahora mi primer amor. El 11 de septiembre me reafirmó en que debemos vivir cada vez más de acuerdo con la espiritualidad en nuestra vida privada. Hay un bajo nivel de concienciación en la gente. Lo único que puedo hacer yo es tratar de avanzar, decir la verdad, evitar el secretismo y dar ejemplo de que se puede ser abierta y auténtica sin ser vulnerable'.
El disco sale a la venta el día 25 y contiene 11 canciones de las 30 que la artista compuso, grabó y produjo a lo largo de un proceso, 'el más excitante de mi vida', que duró cerca de un año. El disco sencillo Hands clean se publica dos semanas antes, el día 11, con tres de las canciones no incluidas en el álbum. La etapa de composición, dijo Morissette, fue especialmente frenética: 'Grababa una canción por día, y algunos días, dos'.
Según se apreció ayer, la voz de Canadá combina esa creatividad supersónica con una serenidad de magnitud casi budista, lo cual no fue así durante una época, sobre todo tras el éxito (28 millones de ejemplares vendidos) de su primer disco, Jagged little pill (1995), a lo que se sumó el muy relativo fracaso (12 millones) del segundo, Supossed former infatuation junkie (1998), y los siete grammys obtenidos por ambos. 'La del primer disco fue una época difícil, de mucha presión. Eso me produjo una etapa de rebeldía que se volcó en el segundo disco. Y ahora estoy más tranquila. Ya no tengo miedo'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de febrero de 2002