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CARTAS AL DIRECTOR

Pienso, digo, hago

Hace años, en este país, no había libertad de expresión y no podías dejar que se intuyera tu ideología, tus creencias o tu inclinación sexual, sobre todo si eran distintas a las que dictaba el régimen. Después llegó la democracia, la política interesaba a casi todos, discutías abiertamente con los compañeros de trabajo, en los conflictos internacionales cada uno se ponía de un lado, incluso hacíamos porras cuando llegaban unas elecciones, no importaba que se nos viese el plumero.

La cosa se enfrió, vivimos tiempos de imagen, con demasiados intereses y mucha hipocresía. Volvemos a tener miedo, será porque hay poca tolerancia y menos solidaridad. Pretendemos hacer lo que decimos, sin decir lo que pensamos.

No sabemos a qué partido vota tu compañero de al lado, y nadie ve Gran Hermano y Operación Triunfo, no sé de dónde se han sacado que son los programas de máxima audiencia en la historia de la televisión.

Hubo un tiempo en que no podíamos decir lo que pensábamos, hoy nos empeñamos en ocultarlo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de febrero de 2002