Hemos dedicado la clase de sociología de segundo de bachillerato a ver y comentar el excelente programa de TV3 Els nens perduts del
franquisme. Mis alumnos han quedado impresionados. Lo que más les cuesta creer -por encima de las barbaridades, asesinatos y absoluto desprecio por la dignidad humana demostrado por el franquismo hacia los niños y los presos- es que nadie les haya explicado nunca lo que ha pasado en España cuando sus abuelos eran niños.
Hace unos días en esta sección de Cartas al director, un lector proponía la iniciativa de crear un museo que recordase la memoria de quienes defendieron el régimen democrático de la República. Es una posibilidad que no debería caer en saco roto, si no queremos que se acabe perdiendo la verdadera historia, la de las personas de carne y hueso que perdieron su vida y su juventud, y a las que se les arrebató durante 40 años su propio pasado, porque estaban obligadas a permanecer en silencio. ¿O es que habremos de conceder que el franquismo sigue vivo y todavía estamos amedrentados y no somos capaces de reclamar nuestra historia?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de febrero de 2002