Con el equipo en la picota, Raúl lesionado y el joven Portillo al asalto, Morientes se dio ayer el gran atracón de la temporada. El Madrid le hizo un siete a Las Palmas, el equipo más débil de todos los que han desfilado por Chamartín, y el delantero toledano se apuntó cinco goles, cuatro de ellos de espléndidos cabezazos, la suerte que mejor domina. Sobre todo, si los centrales adversarios, caso de Schurrer y Sarasua, tienen la caraja y el portero rival, Nacho González, pasa la tarde como una esfinge a la sombra bajo el larguero. Sobre todo, si Figo y Zidane tienen todas las luces encendidas, caso de ayer.
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Con todo, la actuación de Morientes quedará grapada en la historia del Madrid y la historia de la Liga. Hay que rebobinar hasta el 19 de mayo de 1996 para encontrar al último jugador en marcar cinco goles en un partido. Fue el croata Peternac, entonces en el Valladolid. Prueba de la gesta del madridista es que hacía 23 años que un español no lograba un zurrón igual: Pichi Alonso, en un Zaragoza-Espanyol. Alday, Alsúa, Muñoz, Pepillo y Puskas son los únicos futbolistas que lo habían conseguido con la camiseta del Madrid, que hacía casi una década que no lograba un resultado similar. Fue contra el Espanyol el 19 de abril de 1992, día en el que Hierro marcó cuatro goles.
Morientes pudo incluso subir un peldaño en la historia si hubiera mostrado más firmeza a la hora de tirar un penalti, por petición popular y de sus propios compañeros. Su apático golpeo fue rechazado por Nacho González, impidiéndole unirse a César, Mundo y Zarra, los tres que han llegado a la media docena, uno menos que Bata y Kubala.
Récords aparte, el Madrid recuperó el liderato con su sencillísima goleada y alivió un tanto su bacheada racha de las últimas semanas. Los empates del Valencia, el Celta y el Barça y el tropiezo inesperado del Deportivo (0-0 con el Villarreal en Riazor) dieron vuelo al equipo de Del Bosque. Lo del Depor es la enésima prueba de que estamos ante un torneo dislocado. El liderazgo provoca vértigo y a quien lo atrapa le da calambre, caso del Valencia o el Celta. Las estadísticas tampoco cuentan: el Depor parecía infalible en su casa y en una semana se ha dejado cuatro puntos, tres con el Alavés y uno con el Villarreal.
En esta Liga nada es seguro. Sin Raúl en el campo el equipo menos goleado de Primera se llevó siete. Morientes, que andaba deprimido, ha marcado seis en cinco días. ¿Alguien se atreve a apostar?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de febrero de 2002