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Una británica espera el segundo hijo de su marido muerto en 1995

Diane Blood tuvo su primer hijo, Liam, en 1998, tras una larga batalla legal en el Reino Unido. Su marido, Stephen, había muerto hace tres años. Tenía 30 años, su viuda 28. Antes de fallecer, Diane persuadió a los médicos para que extrajeran esperma de su marido con el fin de crear una familia y cumplir así el deseo de la pareja. Pero le faltaba el consentimiento expreso del padre póstumo. Stephen murió sin dar el permiso por escrito. Las autoridades británicas, sin ese requisito, se negaron a autorizar el tratamiento en el Reino Unido. Diane recurrió a los tribunales. Perdió varias veces. Por fin, el Tribunal de Apelación dictaminó que la legislación europea amparaba el caso y autorizó a la viuda a viajar al continente para someterse a fertilización in vitro.

Liam nació en Inglaterra, nueve meses después de que la madre ingresara en una clínica belga. Diane hizo el mismo viaje hace tres meses y acaba de anunciar que está por segunda vez embarazada del esperma de su marido, que fue congelado hace siete años. Pero una nube ensombrece la alegria de Diane, que espera dar a luz en julio. La legislación británica no reconoce al difunto marido como padre legal.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de febrero de 2002