El viernes 8 de febrero se consumó una catástrofe que se venía gestando desde hace cuatro años. El embalse de Alqueva, en el tramo portugués del río Guadiana, cerró sus compuertas. Es tan grande (el mayor de Europa) que inundará territorio español en el tramo fronterizo entre Extremadura y Portugal.
No he visto la noticia en ningún medio de comunicación de ámbito nacional (escrito o audiovisual), tan ocupados como están siempre en gastar espacio dedicado al País Vasco o a los exabruptos que se les ocurre a los políticos de moda.
En territorio español, el embalse inundará 3.600 hectáreas (Gibraltar, del que reclamamos la soberanía, mide 600 hectáreas), destruirá 400.000 encinas que están siendo arrancadas, sumergirá 25 kilómetros de vegetación de ribera, inundará el mayor yacimiento de arte rupestre situado al sur de la cordillera Cantábrica, un poblado calcolítico, una ciudad romana y 23 antiguos molinos harineros, y arrasará el hábitat de varias especies en peligro de extinción.
Ni a los políticos españoles ni a los medios de comunicación les ha importado esta catástrofe, a cambio de la cual no obtendremos ni una gota de agua.
Espero que me publique esta carta para que a través de esta sección se enteren los lectores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de febrero de 2002