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CARTAS AL DIRECTOR

El tontódromo

Las declaraciones de la ministra Pilar del Castillo son para morirse de risa. Ahora resulta que manifestarse es de tontos. Sólo aquellos que gozan de un coeficiente intelectual de dimensiones muy reducidas son aptos para la movilización. El ejercicio de un derecho fundamental, reconocido por nuestra Carta Magna, te convierte, ipso facto, en un sujeto de exiguo nivel educativo. Un premio extraordinario fin de carrera jamás se manifestaría. Vaya vulgaridad. Manifestarse es de tontos y de rojos. Pues ser un poco rojo, además de ser una horterada para la gente chic, es señal inequívoca de escaso caletre. El manifestódromo con el que sueña, noche y día, nuestro lúcido alcalde don José María debería llamarse, a partir de ahora, el tontódromo. Sólo le falta decir a nuestra queridísima ministra que los buenos estudiantes jamás se manifiestan; a lo sumo, se congregan delante de Génova, 13, para gritar al unísono: Pujol, enano, habla castellano.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de febrero de 2002