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¿Y el público extranjero?

Arco 2002 se anuncia como la edición más internacional de la feria de arte contemporáneo en sus dos décadas de historia con la participación de 260 galerías de 33 países, de ellas 102 españolas y 158 extranjeras. El público foráneo, sin embargo, no estará en Arco en la misma proporción.

Petra Pérez cree que atraer a coleccionistas extranjeros 'es la asignatura pendiente' de Arco. 'El ambiente no tiene nada que ver con otras ferias internacionales; es agotadora, la gente se apelotona, pero hay poco público realmente interesado', explica. 'Eso hace que los coleccionistas internacionales no vengan a Madrid'.

Javier González de Durana entiende que la búsqueda de un efecto publicitario de empresas e instituciones en Arco tiene el efecto de llevar hasta la feria a un importante volumen de público que 'no va a ver pinturas o esculturas sino el evento alrededor de los pabellones'.

'Las instituciones transmiten el mensaje de que el ciudadano que no asiste a Arco o no va a los museos es incompleto, le falta algo, es un raro', prosigue Gónzalez de Durana. 'Hay una especie de pulsión por ir, y ese carácter masivo hace que la feria sea incomodo para la gente que realmente quiere ver el arte con calma, pensárselo dos veces antes de decidir. Mientras siga siendo así será difícil la presencia de compradores internacionales'.

A pesar del ambiente, la directora de Vanguardia ha logrado convertir en clientes a alguno de los escasos visitantes extranjeros.

'Vienen invitados en un horario especial, fuera del público general. Pero el fin de semana sigue siendo el momento del coleccionista que alimenta fundamentalmente las galerías en Europa, un empresario medio, que sólo puede viajar en fin de semana. Cuando vienen a Arco dicen que es terrible, que no van a volver', cuenta. Y entiende que el agobio sea disuasorio: 'Yo, si fuera espectadora, no iría'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de febrero de 2002