Leer siempre nos hace reflexionar, aunque sea sobre un programa de televisión tan exitoso y comercial como Operación Triunfo. Durante los últimos dos meses he visto las galas y he tenido a mi favorito. Llegó la final y me sentí un tanto decepcionada porque mi favorito no estaba entre los tres ganadores.
He leído el artículo firmado por Agustí Fancelli con su explicación de los votos de España, y la reflexión que hace de mi favorito me ha tocado la fibra. Es cierto, la voz sugerente de Manu no ha recibido el apoyo de los que miramos y luego opinamos defendiendo su sensualidad y ritmo, pero jamás votamos, ni escribimos cartas a los diarios y, por supuesto, jamás llamamos a un programa de radio o de televisión. ¡Qué lástima! Ya sé que puedo decir que no participo de estrategias comerciales para ganar dinero. Pero, realmente, ¿es por eso? Lo único que vale es hacer lo que sentimos, y la música tiene poder para hacernos sentir y emocionar.
Va mi primera carta a un diario por Manu. Quizá hubiese debido hacerlo antes por un asunto más trascendental, sin duda, pero he arrancado con este pequeño arrebato porque no me gusta estar en esa atalaya cínica de la que habla Fancelli. Me hubiese gustado votar a Manu.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de febrero de 2002