El grupo norteamericano Lear ha obtenido fuertes beneficios en España en la última década. La empresa, que quiere cerrar su planta de Cervera, en Lleida, y rescindir 1.280 contratos, obtuvo entre 1992 y 2000 unos resultados de explotación de 199,1 millones de euros (33.129 millones de pesetas). Los beneficios tras pagar impuestos sumaron 318 millones de euros, aunque en ellos están incluidos 244,6 millones de resultado extraordinario en 1999. Si se excluye este ingreso, la empresa ha obtenido un beneficio neto de 74,1 millones de euros.
Estas cifras constan en el Registro Mercantil y se refieren a la sociedad Lear Automotive EEDS Spain, que integra las plantas que la empresa tiene en Vigo, Cervera (Lleida), Roquetes y Valls (Tarragona). La sociedad, que ayer declinó atender las llamadas de este diario, está cerrando las cuentas de 2001, que deberá presentar a la autoridad laboral, junto con las de años anteriores, para lograr que se le autorice a cerrar la planta, que fabrica cables eléctricos para automóviles.
La facturación de la empresa, que es propiedad al cien por cien de Lear Corporation Holding, ha ido creciendo año a año, aunque con ligeros altibajos en 1993 y 1995. En el año 2000, Lear Automotive EEDS facturó 411,9 millones de euros (68.541 millones de pesetas), un 39,4% más que cinco años antes.
Lear es una empresa global que opera en varios países. El cierre de la planta de Cervera, decidido desde la sede central de la empresa en Detroit, forma parte de los planes de la multinacional de clausurar 21 centros en todo el mundo. La planta de Cervera que Lear quiere cerrar tiene los salarios más bajos dentro del sector del metal de Cataluña. Según los sindicatos, el salario medio ronda los 643 euros mensuales (107.000 pesetas). El argumento principal de la empresa para cerrar es la caída de pedidos, así como los costes salariales, según los sindicatos.
Por otra parte, ayer se supo que un total de 102 reclusos de los centros penitenciarios de Lleida y Tarragona también se verán afectados por el anunciado cierre de la planta. Estos presos están trabajando actualmente para la multinacional a través del Centro de Iniciativas para la Reinserción, del Departamento de Justicia de la Generalitat. La directora general de Servicios Penitenciarios, Mercedes Sánchez, explicó a este diario que Lear no es la única empresa que emplea presos y añadió que éstos trabajan a tiempo parcial y que sus salarios son iguales a los de los otros trabajadores.
La dirección de la sociedad empezó a negociar ayer con el comité de empresa. Si en un mes no hay acuerdo, el Gobierno catalán deberá dictaminar si existe causa económica, organizativa, tecnológica o de producción para cerrar la planta. La empresa se mantiene firme en su decisión de cerrar la fábrica, pero ayer se comprometió a no desmantelar las instalaciones mientras duren las negociaciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de febrero de 2002