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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL

Cambio de imagen europea

José María Aznar quiere que la presidencia española de la Unión Europea, que se desarrollará hasta el próximo mes de junio, ayude a cambiar la imagen de poco interés europeísta, e incluso de intransigencia 'nacional', con que se le distingue a él personalmente y a su Gobierno en muchos medios europeos, y muy especialmente en Alemania. El europeo fastidioso, llegó a titular el periódico Die Zeit hace unos meses un artículo sobre el presidente del Gobierno español.

Aznar, que es uno de los pocos dirigentes de la Unión Europea que no han participado en los debates sobre el futuro de Europa, y que no ha elaborado ni tan siquiera un documento formal sobre este tema, considera que esta presidencia es su última oportunidad para recomponer en parte su prestigio en esos medios europeos y está dispuesto a realizar algunos gestos para lograr ese objetivo.

París muestra una actitud colaboradora y recuerda al Gobierno español el peligro de hacer parejas demasiado permanentes con Londres y con Roma

La apuesta, sin embargo, será difícil, porque Aznar pretende al mismo tiempo relanzar su proyecto de liberalización y desregularización económica, algo que despierta admiración en el Reino Unido, pero que levanta ampollas en otros ambientes europeos y, en concreto, en París.

La gran cita, el escenario donde se jugará esa nueva imagen europea de Aznar, será la cumbre de Barcelona los días 15 y 16 de marzo. La reunión de jefes de Gobierno y de Estado de los Quince estará dedicada casi íntegramente a cuestiones económicas y a analizar y desarrollar los pactos de la cumbre de Lisboa, en la que Aznar y el británico Tony Blair intentaron impulsar por primera vez ese programa liberal de desregularizaciones.

Prácticamente todas las propuestas de aquella reunión están bloqueadas, y Aznar y el ministro de Economía, Rodrigo Rato, aún recuerdan con enfado el encontronazo total que se produjo meses después, en Gotemburgo, con sus colegas francés y alemán, cuando pretendieron relanzar la unificación de los mercados energéticos. De nada sirvió la posición del Gobierno británico y de nada servirá esta vez, anuncia París, la posible ayuda del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.

La negativa franco-alemana (sobre todo de Francia) sigue en pie, y Jospin no parece dispuesto a ceder. La reunión se celebrará pocas semanas antes de la primera ronda de las elecciones presidenciales francesas (finales de abril), y París ya ha hecho llegar a Madrid que espera una actitud razonable. Hay otros apartados del programa económico que defiende Aznar, anuncian, en los que se podrían producir avances, como el mercado interior financiero, la movilidad entre los sistemas educativos, o la mejora y mayor eficiencia de las redes de transporte. Si en Barcelona no se hurga en el tema de las redes europeas de electricidad y de gas conectadas y compitiendo libremente, París está dispuesto a ayudar a Aznar para que se apunte un éxito 'europeo'.

Banco del Mediterráneo

Francia y Alemania también parecen dispuestas a apoyar la creación de un Banco Europeo de Desarrollo para el Mediterráneo, una propuesta que llevarán el Gobierno español y la Comisión a la cumbre de Valencia. Y se muestran colaboradoras en todo lo relacionado con el espacio judicial y policial europeo, que tanto defiende España.

Madrid, opinan algunos de los propios negociadores españoles, debe ser prudente y no olvidar estos gestos. Hacer parejas demasiado permanentes con el Reino Unido y con Italia puede ser peligroso, porque en el momento actual de la construcción europea, las bodas son poco seguras, y ni tan siquiera Alemania ha mantenido en todos los casos su condición de pareja indisoluble de Francia. Además, la lucha contra ETA pasa fundamentalmente, como siempre recuerda París, por la cooperación bilateral, y no por la tan traída y llevada orden europea de búsqueda y captura.

Si la presidencia española consigue evitar el escollo de París, tendrá muchas posibilidades de cerrar un buen semestre. A su favor contará también que viene precedida por una presidencia belga poco fructífera y que será sucedida por Dinamarca y Grecia, dos países que tienen poca infraestructura política y administrativa. Dinamarca ha anunciado que pondrá todo su interés en terminar las negociaciones con los 10 países candidatos a la ampliación, que deben estar teóricamente listas para finales de este año, pero es muy posible que algunos pasos importantes tengan que darse con el impulso de la presidencia española.

Pocos confían en que Copenhague pueda hacer frente a muchos flecos sueltos, y pocos creen que Atenas pueda desarrollar una presidencia complicada. Así que lo que no se resuelva ahora puede quedar aplazado otro año.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de febrero de 2002

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