Los productores de vino se hallan instalados en la crisis desde hace dos años coincidiendo con el inicio de la aplicación de la nueva Organización Común de Mercado (OCM) para este sector. Las medidas de regulación para la destilación de excedentes dispuestas por Bruselas no han dado los resultados esperados y los precios se mantienen sumidos en unas cotizaciones de ruina en el entorno de 1,80-1,85 euros hectogrado. El último año, la producción de vino bajó un 23,1% y los precios lo hicieron el 27%, lo que supuso una pérdida en valor del 44% frente a una subida media de la renta agraria del 4%.
En España, el sector reclama más destilaciones para eliminar excedentes. Los productores no se explican que España acepte en Bruselas que otros países den ayudas nacionales al sector para destilaciones de crisis, mientras el Ministerio de Agricultura no pone una peseta para sus viticultores, lo que supone una competencia desleal.
La campaña pasada, con una producción de 45,5 millones de hectolitros, la entrega para quema de unos 10 millones de hectolitros no tuvo el efecto esperado. La producción reclamó unos mayores controles para asegurarse de que el vino para destilación era realmente quemado.
Esta campaña, con una producción de sólo 35 millones de hectolitros, no se ha producido un cambio en el panorama del mercado. Hasta la fecha, a España le han adjudicado para la destilación 5,54 millones de hectolitros a 414 pesetas hectogrado, 2,49 euros, para obtención de alcohol para usos de boca. Ante los escasos efectos para elevar las cotizaciones, Bruselas ha dado luz verde a la destilación de otros dos millones de hectolitros también para usos de boca a distribuir entre los países miembros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de febrero de 2002