Acabo de escuchar la siguiente noticia: por primera vez, en el Parlamento vasco se han puesto de acuerdo PP, PSOE y PNV y han aprobado una ley para conceder la jubilación máxima a todos los diputados que hayan ejercido el cargo al menos durante cuatro años.
No me sorprende. Todos sabemos que los políticos están ahí para defender los intereses del pueblo, y para ello nada mejor que actuar como el mismo pueblo. Si vivimos en una sociedad donde lo normal es que un mecánico, un oficinista o un albañil decidan ellos mismos no sólo a cuánto debe ascender su sueldo mientras están en activo, sino cuándo, cómo y con cuánto se jubilan, ya era hora de que los políticos también pudieran hacer lo mismo para equiparar sus derechos a los del resto de los ciudadanos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de febrero de 2002