La Audiencia de Valencia ha condenado al gerente de una empresa de derribos y a un arquitecto técnico a pagar 180.000 euros -30 millones de pesetas- a los familiares de un trabajador que falleció el 21 de agosto de 1997 en el número 153 de la calle de Guillem de Castro de Valencia, al caer por un hueco del edificio en obras debido a la falta de medidas de seguridad y vigilancia. El arquitecto técnico de la empresa Romymar y jefe de esta obra, R. V. R. T., no visitó diariamente el edificio 'ni adoptó las oportunas medidas de seguridad y vigilancia de los trabajadores', según la sentencia. A ello añade que el gerente de la empresa de derribos, A. M. O., contrató a la víctima a pesar de conocer sus circunstancias personales de salud -padecía diabetes y ceguera en un ojo-, 'pudiéndolo haber empleado en otros cometidos'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de febrero de 2002