No sé si habrá utilizado usted alguna cabina de teléfonos últimamente; si no es así, le explico lo curioso del caso.
Ahora nuestras queridas cabinas, por fin, ya aceptan euros; qué felicidad, por fin puedo llamar. Introduciendo un euro, cuál es mi sorpresa que la cabina me informa de que mi crédito es de 166 pesetas; los de Telefónica no veían la tele: un euro es igual a 166,386 pesetas. Aquí no queda la cosa. Cuando colgué me quedaban aún 100 pesetas según su saldo, pero éstas se las quedó la cabina y no me dio ni las gracias. Pensé que no me pillarían en la próxima, error mío al pensarlo; cambié mi euro en monedas de 10 céntimos, comencé a introducirlas, y, al intentarlo con la cuarta moneda, me la devuelve. Bueno, parece que es una norma de la cabina, más de tres monedas del mismo importe no acepta. El caso es que intento marcar un móvil y me dice la cabina que necesito al menos un euro. Pero, bueno, tú lo que quieres es que me pille el toro. El caso es hacerlo para que al final siempre quede algo de dinerillo para los pobrecitos de Telefónica. ¿Tenemos que aguantar esto?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de febrero de 2002