A ver si me he enterado bien. En El Escorial hay un colegio de monjas subvencionado con mis impuestos. Las monjas llevan toca, y las colegialas, uniforme.
El uniforme de las chicas incluye falda, que es lo que, se supone, distingue a las mujeres. Chicos y chicas pueden llevar medallas católicas bien a la vista y, como en todos los colegios, reciben clases de catolicismo, que también pago yo y, conmigo, pagan los protestantes y los musulmanes españoles.
La hija de un albañil marroquí quiere asistir al colegio llevando un pañuelo a la cabeza, que es lo que, se supone en su cultura, distingue a las mujeres. La dirección del colegio se niega en redondo. Concluimos unánimemente, la ministra en cabeza, que eso es una muestra de intolerancia. De intolerancia islámica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de febrero de 2002