El Parlamento francés enterró ayer la polémica jurisprudencia del derecho a no nacer, que había sublevado a asociaciones de minusválidos, a políticos y religiosos, y había desencadenado una huelga de ecógrafos prenatales. Un niño nacido con graves minusvalías congénitas porque un grave error médico durante el embarazo no dio a su madre la opción de abortar, ya no podrá reclamar una indemnización por el perjuicio de haber nacido.
Según la fórmula de compromiso negociada por senadores y diputados y refrendada por el Parlamento, sólo los padres podrán reclamar una indemnización por su propio "perjuicio".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de febrero de 2002