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COLUMNA

Impresionismo

Es momento de grandes exposiciones: aún se puede visitar la espléndida Andalucía y la modernidad en el Museo de Arte Contemporáneo y se ha inaugurado la primera muestra de impresionismo ruso que sale del país en la sala Chicarreros de la Caja San Fernando.

El fin de semana pasado la cola de visitantes rodeaba el patio hasta la puerta de entrada. La naturaleza, el calor, la energía, la vitalidad y la luz que emanan los cuadros transmite un estado de ánimo positivo, incluso los tristes. El impresionismo tiene un lenguaje directo y emotivo que no defrauda.

Hemos visto exposiciones, postales y láminas de pintores impresionistas franceses hasta en los hoteles; menos de españoles; algo de alemanes y americanos; pero no sabíamos nada de los rusos. A partir de ahora, y tal como reza el título de esta exposición, ya sabemos que son de la misma familia; otra rama de aquella expresión artística que Francia extendió a su alrededor. Una expresión que ahora, desde lejos, tras la inquietud que hemos pasado con otros estilos contemporáneos, nos sosiega; pero que también en sus comienzos provocaba tanto rechazo como confusión por distinto y por nuevo, porque no había denuncia ni drama en sus temas. Decían los pintores que se trataba de la misma confusión que manifiesta la naturaleza; tal como los gestos y pliegues de la cara que sirven para llorar y también para reír. El trabajo y el placer se relacionaban íntimamente a pesar de su distinta naturaleza. Siempre ha ocurrido igual. Se reniega de la novedad y acaba gustando, o se acepta. El impresionismo, que es más fácil porque está más lejos, es un placer para todo el mundo.

En el cuadro de Kandinsky se nota que va de paso. Es curioso que mientras otros estilos artísticos desembocan en uno nuevo cerrando un ciclo completo, definido entre el comienzo y el final, el impresionismo, sin embargo, con todas sus perfecciones, parece que es un puente por el que todo buen artista ha de pasar y sobrepasar, como si quedarse en su belleza marchitara. Muchos cuadros de esta exposición presagian un futuro aun incierto. Y los primeros intentos de pintar suelen ser de estilo impresionista. Me pregunto por qué es el comienzo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de febrero de 2002