Los cuerpos sin vida de tres subsaharianos fueron encontrados hacia las ocho de la mañana de ayer en las costas de Melilla por efectivos de la Guardia Civil, que apunta que los fallecidos habían intentado llegar a nado a la ciudad autónoma con ayuda de unos rudimentarios flotadores. Los tres hombres, de entre 20 y 25 años, según la autopsia, murieron ahogados tras intentar completar los 600 metros de mar a una temperatura que no superaba los 11 grados entre el puerto marroquí de Benianzar y el de Melilla.
Los guardias civiles que realizaban labores de vigilancia avisaron al equipo de actividades subacuáticas de la Guardia Civil, que rescató el primer cuerpo hacia las ocho menos cuarto de la mañana. Cinco minutos más tarde localizaron otro cadáver a unos 50 metros del primero. Tras un rastreo de la bahía hallaron a las ocho y medio el tercer cuerpo en la misma bocana del puerto.
Según la Guardia Civil, "supuestamente han tratado de llegar a nado desde el Puerto de Benianzar, porque venían con unas garrafas de las de cinco litros de agua, vacías y atadas a la cintura. Otro llevaba un flotador de barco bastante ajado y roto. Es lo que llevaban como ayuda para mantenerse a flote. Prevemos que la travesía a nado, unos 600 metros, lo que separa la costa de Marruecos de la de Melilla, la comenzarían de madrugada sobre las cuatro o las cinco, cuando la temperatura del mar es muy baja, y no han podido superarlo". Vestían sólo camiseta, bañador y calzaban mocasines.
Según el médico forense, "la muerte se produce por asfixia por inmersión en agua salada. Al ser la temperatura del mar muy baja [entre ocho y 11 grados calculó el observatorio meteorológico], automáticamente baja la temperatura del cuerpo produciéndose un engarrotamiento en los músculos y una deficiencia vascular. (...) Tras producirse el engarrotamiento en los músculos se ponen nerviosos y no son capaces de mantenerse a flote por lo que comienzan a tragar agua", de modo que los fallecidos tienen "los pulmones encharcados de agua salada y también el estómago".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de febrero de 2002