Si la Unión Europea quiere convertirse en la zona más competitiva del mundo, como se conjuraron los líderes políticos en la cumbre de Lisboa de hace dos años, hay que estimular la inversión empresarial en investigación y desarrollo (I+D) y crear un auténtico espacio de innovación europeo. El planteamiento fue realizado en una carta rubricada por los primeros ministros del Reino Unido y Holanda, Tony Blair y Wim Kok, que fue enviada a José María Aznar, presidente de turno de la UE. La iniciativa ha tenido buena acogida en Bruselas, donde el comisario de Investigación, Philippe Busquin, ha advertido en diversas ocasiones de la baja inversión europea en I+D respecto a Japón y Estados Unidos.
El documento, titulado Superar la paradoja europea reconoce que 'desgraciadamente, la UE está fracasando en el objetivo de explotar al máximo su ciencia y su conocimiento de base', y añade que 'las universidades y las instituciones públicas de investigación deben promover activamente la comercialización de su investigación y de su conocimiento, asegurándose con sus Gobiernos de que haya suficientes incentivos para todos los actores en el compromiso del proceso de innovación'.
Aunque no se pide específicamente un aumento general de las inversiones en investigación y desarrollo, sí se subraya en el documento que la UE, en primer lugar, 'debe establecer un marco de condiciones económicas adecuadas', y pone el acento en la promoción de la inversión privada, lo que tiene sentido para la Comisión Europea, que asegura que la baja inversión empresarial en I+D en la UE es la causa del 90% del abismo que nos separa de Estados Unidos.
En la actualidad, el nivel de inversión de la UE es del 1,8% del PIB (producto interior bruto) como media, mientras que en Estados Unidos es del 2,8%, y en Japón, del 3%. Como señalaba ayer la Comisión Europea, la brecha existente entre ambos lados del Atlántico es de 80.000 millones de euros anuales, una cifra con tendencia a aumentar cada ejercicio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de febrero de 2002