Manuel Fraga mantiene sus ideas sobre la necesidad de reformar la Constitución para dar un carácter más autonómico al Senado y permitir la participación de las comunidades autónomas en la UE, pero las aparcará momentáneamente ante "la ofensiva nacionalista", como ha acordado con Aznar. La "pausa" de Fraga debe durar hasta que acabe el semestre de presidencia española de la UE, para reaparecer entonces con las tesis que ya propuso en 1994 en el Senado, pero en un nuevo documento. Fraga cree que no se ha salido del "guión" del PP y rechaza estar causando problemas al partido del que, recuerda, fue el fundador.
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El presidente de la Xunta de Galicia vivió ayer en Madrid una de sus habituales jornadas maratonianas de trabajo ante una expectación desbordada de los medios de comunicación, interesados en conocer más detalles de sus propuestas divergentes del Gobierno y de la dirección nacional del PP sobre el Senado y el papel de las autonomías en los órganos de dirección de la Unión Europea.
Manuel Fraga había conversado el día anterior con José María Aznar, con el que llegó al acuerdo de postergar este polémico asunto en sus exposiciones públicas, al menos hasta que termine la presidencia española de la UE a finales de junio. Fraga se comprometió a acatar esa "pausa", como él mismo la denominó, aunque aprovechará este periodo para concretar sus planteamientos en un documento. El presidente gallego recordó ayer que ya propuso estas s reformas en su "importante discurso" en el debate de las autonomías del Senado de 1994. Esa mismo año Fraga firmó esas teorías en su libro El impulso autonómico.
El presidente gallego aprovechó sus múltiples comparecencias en Madrid, ante diversos medios de comunicación y en el X aniversario de la inauguración de la Casa de Galicia en la capital, para reseñar que sus propuestas estuvieron también en programas electorales del PP. El propio Fraga reveló por qué el Gobierno, el PP y él mismo no quieren fomentar más esta discusión en estos momentos: "Ahora, por razones de oportunidad, creadas por algunos que no han entendido que las autonomías no tienen nada que ver con el nacionalismo soberanista y separatista, se ha dado lugar a alguna confusión".
Fraga descartó cualquier posibilidad de que se le pueda catalogar por estas posiciones como "díscolo" o "desleal" con el Gobierno y el PP que dirige Aznar. "Que todos los problemas que tenga el partido sean los que yo cree, que al fin al cabo soy su fundador", declaró.
Para evitar que el PSOE utilice sus "diferencias de matiz" con la cúpula del partido como un elemento de desgaste, Fraga aseguró que no se ha "salido del guión" escrito por su partido.
"Este partido", aclaró, "no es de aquéllos que tienen un guión ideológico estricto, que usan frases como aquélla del que se mueve no sale en la foto. Aquí salimos todos. Ya me ven ustedes ahí", agregó, señalando una de las fotografías de la exposición sobre la historia de la Casa de Galicia.
Réplica de Cañete
El presidente de la Xunta almorzó con los dos miembros gallegos del Gobierno, Mariano Rajoy y Pío Cabanillas. Pero fue otro ministro, el titular de Agricultura y Pesca, Miguel Arias Cañete, quien se encargó de replicarle.
Cañete descalificó las propuestas de Fraga para dar mayor protagonismo a las autonomías en la UE con el argumento de que su interlocución sería de menor nivel que la del Estado. "Al consejero no se le van a poner al teléfono todos los ministros, hay que saber moverse por los pasillos", dijo. Y pronosticó que los consejeros no lograrían alcanzar una posición común: "Estoy seguro de que no se pondrían de acuerdo entre sí".
Fraga, por su parte, criticó de forma contundente al presidente del Foro para la Integración Social de los Inmigrantes, Mikel Azurmendi, nombrado por el ministro del Interior, quien calificó la "multiculturalidad" de "gangrena de la democracia". El presidente gallego equiparó esa "equivocación" de "un Azurmendi de turno" a la de los Reyes Católicos y Felipe III cuando expulsaron a los "judíos y moriscos". Tras alabar las aportaciones de todas las inmigraciones que han llegado a España y su actual contribución a la natalidad, abogó por un respeto entre los que llegan y los que ya están aquí.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de febrero de 2002