En Madrid ha desaparecido la plaza de Colón, así, como suena. Cuando tanto trinamos contra los nacionalismos de ciertas comunidades, ¿qué pensar de nuestro nacionalismo nacional? Porque no hay edificio, estatua, fuente, perspectiva alguna: una enorme, descomunal, abrumadora bandera de España ondea sobre todo, sobre todos, y no hay nada más; todo desaparece ante la enseña, al parecer, la más grande del mundo.
Pues hete aquí que yo, tan gran patriota, por arte de tamaña ridiculez debida a este Gobierno, me he vuelto, ante la gigantesca bandera, un patriota enano, un patriotilla a punto de desaparecer. ¡Ay, qué políticos tan simples!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de febrero de 2002