Por el diseño del local y el concepto de su cocina, emula algunos locales neoyorquinos. No es de extrañar que se haya puesto de moda en muy poco tiempo. Empieza a funcionar a las nueve de la mañana con los primeros desayunos, y concluye con cenas después de los espectáculos al inicio de la madrugada.
También sirve meriendas y brinda la opción de comer entre horas a base de bocadillos, sandwiches y tartas. Su cocina es panasiática, básicamente china, con varias especialidades realizadas en wok, la famosa sartén cóncava. Recetas a las que se suman platos vietnamitas, tailandeses y nipones. Refleja una vocación oriental que no le impide tener un apartado de ensaladas mediterráneas y un reducido grupo de pastas. Y como complemento, los dos grandes símbolos de la comida rápida internacional, una hamburguesa de la casa que no está mal y una pizza cuatro estaciones que tampoco desagrada.
En cierto modo, ofrece un world-food planteado con astucia. Entre los entrantes sobresalen el satay de pollo y piña, sabrosas brochetas con salsa teriyaki, así como la ensalada de pollo y gambas.
En cambio, desilusionan las tempuras de verduras, de rebozo blando. Los platos en wok salen airosos, en particular el de verduras a la soja. Para concluir, dos recomendaciones: helado de coco y ensalada de frutas con sorbete de maracuyá. Tampoco está mal su listado de desayunos, como demuestra la tostada de pan de payés con café, entre otros.
Es una pena que la lista de vinos sea ridícula y el vino de la casa de poca monta. Sus tres menús degustación, bastante interesantes.
Wokcafé. Infantas, 44. Teléfono 91 522 90 69. www.wokcafemadrid.es. Cierra los domingos. Precio: entre 18 y 24 euros (de 3.000 a 4.000 pesetas).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de febrero de 2002