'¡Lucha en todos los frentes!' '¡Sáhara: Imposible e inaceptable!'. Los titulares en primera página de la prensa de Casablanca ilustran la conmoción que ha causado en Marruecos el último informe del secretario general de la ONU, Kofi Annan, que sugiere una nueva solución para resolver el contencioso: la partición de la antigua colonia española entre Rabat y el Frente Polisario.
Primero fueron el Gobierno y la prensa oficialista los que rechazaron tajantemente, el jueves, la nueva idea de Annan cuya paternidad atribuyen, en realidad, a Argel deseoso de 'crear un Estado satélite' al servicio de su hegemonía. Ayer se añadieron todos los partidos políticos y un sinfín de asociaciones que multiplican los llamamientos a la movilización general para derrotar la 'iniciativa enemiga'.
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'La cuestión del Sáhara marroquí y de su porvenir adquiere una creciente importancia en la agenda política nacional', recalca el semanario La Nouvelle Tribune. La trascendencia del tema es tal que podría incitar a buena parte de la clase política, con el partido nacionalista Istiqlal a la cabeza, a cerrar filas para hacer frente al peligro de 'desmembramiento del país' y aplazar las primeras elecciones legislativas del reinado de Mohamed VI, previstas para septiembre.
La propuesta de Annan es un auténtico varapalo para Marruecos cuyo soberano aseguró en septiembre al diario parisino Le Figaro que había resuelto el conflicto del Sáhara confiando en que saldría adelante el plan del ex secretario de Estado norteamericano, James Baker, que preveía otorgar una autonomía al Sáhara pero manteniéndolo bajo soberanía marroquí. En privado y en público -la última vez en el aniversario de la Marcha Verde- el monarca no ha cesado de pedir apoyo para este proyecto.
Aunque no descarta esta opción, ni tampoco la celebración de un referéndum de autotederminación, Annan se inclina ahora por una partición del territorio. El Frente Polisario está dispuestos a discutirla con el propósito de fundar un Estado independiente en el tercio meridional del Sáhara que, en 1975, los acuerdos de Madrid atribuyeron a Mauritania pero del que se retiró en 1978.
Integridad territorial
Esta solución es inaceptable para Marruecos porque, en primer lugar, quebraría la 'integridad territorial' que, según reza la machacona propaganda oficial, el reino recuperó en la década de los setenta. La 'amputación territorial' tendría consecuencias desestabilizadoras para sus instituciones empezando por la monarquía que ha apostado ciegamente por la opción autonómica dentro del reino alauí.
En la frontera sur de Marruecos surgiría además un Estado hostil por mucho que los dirigentes del Polisario se comprometan a establecer relaciones cordiales con su vecino septentrional. Para muchos responsables saharauis, la independencia de un tercio del territorio sólo sería una etapa intermedia en el camino que conduce a la 'liberación' total.
'Los saharauis pueden también votar con los pies como sucedió en Alemania del Este en los años sesenta', advierte un diplomático que prevé que una parte de la población de la zona norte de la antigua colonia, atribuida a Rabat, se traslararía al sur en manos del Polisario, infligiendo así una derrota moral a Marruecos.
La aparición de un nuevo Estado al sur del Sáhara, con un sistema político inspirado del viejo modelo argelino con su binomio partido único / Ejército, repercutiría sobre Mauritaria dónde los independendistas saharauis cuentan con simpatizantes. Marruecos corre el riesgo de encontrarse hasta con dos países adversos en sus confines merdionales además de Argelia en su frontera oriental.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de febrero de 2002