A cada partido, Carles Rexach responde con un nuevo equipo. El Barça afrontó los dos últimos encuentros del Camp Nou, ante el Deportivo y el Roma, con dos alineaciones distintas, aunque ambas presididas por el fútbol de ataque: o el tridente o el medio centro y los extremos. A la que ha salido del estadio, sin embargo, ha vuelto a dar marcha atrás y ha rebajado la ofensiva. En Mestalla jugó con un delantero (Kluivert) y medio (Luis Enrique) y resolvió todas las dudas en favor de los centrocampistas. Frente a la posibilidad de poner a Overmars o Saviola, sobre todo ante la ausencia de Rivaldo, repescó a Gabri, que actuó a modo de jugador repetido al lado de Rochemback y Cocu, que aplicó una marca individual a Aimar.
"No me arrepiento de haber jugado con un único punta. Buscaba dominar el centro del campo y por eso llené la divisoria de jugadores", replicó Charly, tan seguro como decepcionado al truncar una racha de seis partidos sin perder y sumar la sexta derrota en cancha ajena. Pero el técnico fue incluso más allá y dijo que, en su opinión, el Barça jugó una primera parte futbolísticamente perfecta. "No podemos jugar mejor. Ha sido perfecto, moviendo el balón de derecha a izquierda", afirmó con firmeza. El auditorio se quedó estupefacto porque el Barcelona, pese a controlar el primer cuarto, no creó en todo el partido ni una sola ocasión de gol.
Quizá todo tiene una explicción. Rexach solo confía ciegamente en Kluivert y Rivaldo, y, lesionado el brasileño, optó por dejar en punta sólo al holandés. Saviola casi nunca es titular en campo contrario (sólo lo ha sido cuatro veces y todavía no ha marcado). Y la fe que pueda tener Rexach en Overmars, que no iba ni convocado hace tres semanas, es más que dudosa. Pero esta historia tampoco es nueva: el entrenador azulgrana se ha desmarcado este año muchas veces de su filosofía de ataque y ha sorprendido más de una vez por su tendencia conservadora, especialmente lejos del Camp Nou. El ejemplo es reciente: primero goleó en Tenerife (0-6) y luego sólo logró derrotar en casa a la Real cuando ya en la segunda parte dio entrada al tridente (2-0).
Su plan fuera de casa, como sucedió hace quince días en Mallorca, pasa primero por ir a controlar y amarrar para después apostar por más futbolistas de ataque. Pero anoche fue más allá e incluso sorprendió a Rafa Benítez, técnico del Valencia, que confesó que esperaba a un Barça con dos puntas. El resultado fue que Mestalla vio al Barça más estéril del año: apenas hizo ocasiones de gol y cometió más faltas que el Valencia (29 frente a 21). "Eso es sinónimo de impotencia. Hemos dado un paso atrás", reconoció finalmente Rexach, que ayer cumplió su partido número 50 en el banquillo azulgrana (ha ganado 24 encuentros, empatado 14 y perdido 12). El técnico, sin embargo, se defendió con otro argumento: el Barcelona tampoco mejoró en la segunda parte con Saviola y Overmars. Es más: dijo que jugó mucho peor.
El Barça, que parece un tiovivo con tantos cambios, se entrenará este mediodía tras regresar esta madrugada en autocar desde Valencia. "Yo buscaba que la gente estuviera más descansada con Rochemback, Gabri y Xavi. La zaga pagó el esfuerzo del partido ante Roma y estuvo blanda. He tenido que cambiar a Cocu y Luis Enrique", señaló. Charly buscaba empatar y la apuesta al final le salió mal. "El Valencia crea pocas ocasiones de gol y jugábamos con la baza de tener el balón y crear espacios. Pero no hemos tenido profundidad", reconoció Luis Enrique. Abrumado por la duda de Rivaldo, el Barça prepara la cita del martes en Roma, líder tras vencer ayer al Perugia (1-0, gol de Montella).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de febrero de 2002