Un barco a la deriva, abarrotado por más de 370 inmigrantes clandestinos de nacionalidad ceilandesa, fue interceptado ayer por la Guardia de Finanzas cerca de la costa de Catania, en la isla de Sicilia, a donde llegó tras una penosa travesía de 45 días. La alarma fue dada por diversos pescadores que faenaban en la zona y que vieron la nave cargada de inmigrantes navegando sin rumbo fijo, ya que se había averiado. Los efectivos policiales desplazados al lugar detuvieron a cuatro miembros de la tripulación, antes de proceder a trasladar a tierra en diversas embarcaciones a los ocupantes de este viejo barco de nombre Nicolai I, al parecer de procedencia ucrania.
Este nuevo viaje de la desesperación comenzó, según las primeras investigaciones, el pasado 9 de enero en Sri Lanka, por lo que se ha prolongado durante un mes y medio. Hasta llegar a las aguas del mar Jónico en las costas sicilianas, el barco recorrió unas 2.500 millas marinas a través del océano Índico, el golfo de Aden, el mar Rojo y el canal de Suez, que le llevó hasta el Mediterráneo. Con éste son ya cuatro los desembarcos y 620 los inmigrantes sin papeles ceilandeses que llegan a Sicilia en lo que va de año.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de febrero de 2002