La Audiencia de Madrid ha condenado a 15 años de cárcel a Vicente Isabel Burgos, de 32 años, por matar en la mañana del día 2 de mayo de 2000 a la prostituta Esther Redondo García, de 23, mientras mantenía relaciones sexuales con ella. El condenado deberá indemnizar, además, a dos hermanos de la víctima con 20.000 euros (3.320.000 pesetas), para cada uno de ellos, y con 35.000 (5.810.000 pesetas) a otra hermana con quien convivía y que, en parte, dependía económicamente de ella. El juez ha aplicado la pena mínima por un delito de asesinato, al considerar que se han dado las atenuantes de embriaguez, en el momento de los hechos, y de arrepentimiento espontáneo por entregarse a la Guardia Civil.
El crimen se produjo a las once de la mañana del 2 de mayo en la vivienda del condenado en la avenida de Europa, número 7 de Pozuelo de Alarcón. Vicente pasó la noche anterior bebiendo en compañía de unos amigos. Cuando se encontraba solo en su casa, sobre las 9.00 de la mañana,decidió llamar a una prostituta con quien ya había mantenido otros encuentros y que se anunciaba en un periódico como Cristina. En realidad se trataba de Esther Redondo García, de 23 años. La joven llegó al domicilio de Vicente alrededor de las 11.00.
La sentencia considera probado que momentos después, mientras ambos realizaban el acto sexual, con la mujer boca abajo, en el suelo, Vicente 'con intención de matarla', le asestó dos puñaladas con un machete de 14 centímetros de hoja. La primera de ellas, en la región dorso-lumbar que no fue mortal, pero sí impidió que la mujer tuviera posibilidad alguna de defensa. La segunda, en el abdomen, que 'barrenando el arma sobre su eje', seccionó la arteria aorta abdominal de la víctima, dando lugar a una hemorragia que acabó con su vida.
Pintadas
Tras el crimen, el asesino pintó con rotulador en el vientre de la víctima 'la culpa fue de tu padre que es una puta' y depositó por diversas partes del cuerpo de la mujer hasta cuatro preservativos enrollados, sin utilizar. Entre los muslos de la joven había restos de ropa quemada y en las paredes multitud de pintadas con rotulador, en la mayoría de los casos dirigidas a su novia, Corina. 'Te quiero, eres lo mejor que me ha pasado en mi desgraciada vida', rezaba una de ellas. Otra 'cuida del gato y del Real Madrid'. Después Vicente pidió ayuda a uno de sus alumnos para que le ayudara a deshacerse del cadáver, pero ante la negativa de éste decidió huir. Al cuarto día de su periplo, tras escuchar por la radio que la policía había encontrado el cadáver de la mujer en su casa, y que se le buscaba como principal sospechoso del asesinato, se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de Mora, en la provincia de Toledo.
La sentencia, dictada por la sección vigesimotercera, de la Audiencia de Madrid, de la que es magistrado Ángel Luis Hurtado, ha rebajado la petición inicial de la fiscal de 20 años de cárcel por un delito de asesinato, basándose en los informes de los psiquiatras, que aseguran que el día del crimen, el condenado presentaba un cuadro de embriaguez. También se ha aplicado al reo la atenuante de arrepentimiento espontáneo, al considerar que el haberse entregado a la Guardia Civil facilitó la investigación y la resolución del crimen. El juez ha tenido igualmente en cuenta el hecho de que pidió perdón públicamente en el juicio.
La letrada Nieves Fernández, encargada de la defensa, se muestra satisfecha por la sentencia. 'Antes del juicio nos enfrentábamos a 20 años de prisión y hemos conseguido rebajar a 15', ha explicado. Aun así, la letrada ha anunciado que presentará un recurso a la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de febrero de 2002