Hace dos o tres semanas tuve la oportunidad de conocer y escuchar a Eduardo Madina en un acto público celebrada en Portugalete. Respondiendo a la invitación de Elkarri, Eduardo representó al PSE-EE en un debate en el cual estuvieron también representantes de Batasuna, Eusko Alkartasuna, Izquierda Unida y Partido Nacionalista Vasco. Allí se habló acerca de los puntos mínimos para un proceso de paz. El pasado martes 19, una bomba le ha destrozado una pierna a Eduardo Madina. Yo me pregunto qué crimen ha cometido Eduardo, qué conducta suya es merecedora de la pena de muerte.
En la cita de Portugalete, Eduardo nos dijo que en Euskal Herria existen dos conflictos, uno político, otro militar-terrorista. Afirmó que la resolución del conflicto debe respetar los derechos de todos los ciudadanos. Según Eduardo, primeramente hay que recuperar la sensación de que todos los representantes políticos se unen contra ETA y después habrá que hablar sobre las formas para superar el conflicto político.
En aquel debate de Portugalete, Eduardo Madina defendió la flexibilidad de los proyectos políticos, en la creencia de que éstos no pueden excluir a nadie. Por último, dijo que la defensa de unos derechos no debe traer el olvido de los restantes derechos.
Pero esta semana han intentado matar a Eduardo. Esta semana le han arrancado una pierna. Él pidió flexibilidad y ausencia de exclusiones, pero le han respondido con la inflexibilidad, el dogmatismo más cruel y la exclusión más radical. Yo no estoy de acuerdo contodas las ideas de Eduardo, no concuerdo con todas sus propuestas. Aún así, creo que son tan justas, legítimas y defendibles como las mías. En todo caso, como colaborador de Elkarri, expreso mi solidaridad con Eduardo, repruebo el atentado sufrido por Eduardo Madina.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de febrero de 2002