Los abajo firmantes, profesores de enseñanza secundaria de Barcelona, entendemos que una escuela pública de calidad implica una política del Departamento de Enseñanza que dignifique los derechos y los deberes de todos los miembros de la comunidad educativa. Sin embargo, la política de contratos de profesores interinos y sustitutos practicada actualmente añade a las dificultades de un trabajo caracterizado por la transitoriedad en los centros el malestar de unas condiciones laborales que prevén que si una sustitución acaba durante un periodo no lectivo (fin de semana, festivo o vacaciones de Navidad o Semana Santa) el sustituto sea despedido, aunque acabado este periodo vuelva a ser contratado.
El ahorro económico que eso supone no justifica la discriminación y el desprecio hacia los derechos del colectivo de sustitutos e interinos.
Afortunadamente, somos bien recibidos en los centros por parte de los equipos directivos y el claustro, con quienes compartimos y sufrimos no sólo las implicaciones de una escuela pública abierta a una sociedad compleja, plural y dinámica, sino también las consecuencias de su gestión interesada por parte de aquellos que tienen competencias en ella.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de febrero de 2002