R.H., de 28 años y de origen bosnio, murió de varios tiros en el pecho pasadas las 22.45 del sábado en su domicilio de la calle de Rafael Comenge, cerca del jardín de Viveros de Valencia. Tres hombres armados se personaron en el piso de la víctima sobre las 22.30. Minutos después le dispararon a bocajarro causándole la muerte en el acto. Otro hombre de 30 años y también de origen bosnio resultó con heridas de carácter grave de las que está siendo atendido en el Hospital General de Valencia.
La policía aún no sabe si el herido, R. G. G., fue uno de los tres asaltantes o por el contrario se encontraba en la vivienda con la víctima. El vehículo todoterreno en el que, según algunos testigos, huyeron del lugar los autores de los dispararos no ha sido hallado. Tras el registro del domicilio, la policía descarta el robo como móvil del crimen. Según fuentes de la investigación, aunque todas las hipótesis se mantienen abiertas, todo apunta a que la muerte de R.H. es una venganza, un ajuste de cuentas, por razones económicas ligadas a la importación de coches de lujo, falsificación de documentación y tráfico de drogas.
Los vecinos, que al parecer no escucharon ninguna discusión previa a los disparos, no pueden asegurar quién compartía piso con la víctima, aunque sí que eran muchos los extranjeros que entraban y salían habitualmente de la vivienda.
Minutos después del crimen, y mientras la comisión judicial acudía al lugar para proceder al levantamiento del cadáver, la policía trasladó al herido primero al hospital Clínico de Valencia y después al General, donde fue intervenido de urgencia. La policía intentó ayer tomar declaración a R. G. G., pero sin que la diligencia se completara debido al estado de salud que presenta. Agentes de la policía lo custodian en el centro médico y esperan poder recoger su testimonio en las próximas horas. Entre tanto, el vehículo en el que huyeron sigue sin ser hallado y los supuestos familiares que se personaron en el lugar están en paradero desconocido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de febrero de 2002