El vertiginoso tránsito de Johann Muehlegg del anonimato, pues no otra es la condición de un esquiador de fondo en nuestro país, a la gloria se truncó ayer en Salt Lake City, apenas ocho horas después de ganar su tercera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno. El COI le expulsó ayer de los Juegos -junto a las fondistas rusas Larissa Lazitina y Olga Danilova- tras dar positivo en un control por sorpresa que determinó la presencia en su organismo de darbepoetina, una especie de EPO de última generación que permite el aumento de oxígeno en la sangre, con los beneficios consiguientes en la gran competición. La decisión del COI implica la retirada de la última medalla de Muehlegg, aunque conserva las dos anteriores, obtenidas antes del control por sorpresa, efectuado el día 21, en las vísperas de la carrera de 50 kilómetros. El presidente del COI, Jacques Rogge, matizó: "Se le mantienen por su calidad técnica, por justicia deportiva, pero no tienen ninguna calidad moral".
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La expulsión reedita el inolvidable incidente de Ben Johnson, campeón olímpico de 100 metros por un día. Expulsado de los Juegos de Seúl 88 tras dar positivo por anabolizantes, el caso tuvo un impacto tremendo sobre el deporte. También con Muehlegg se trata de un caso sin precedentes: por primera en la historia de los Juegos Olímpicos, un campeón ha dado positivo por EPO, sustancia prohibida que ha frecuentado el deporte de alta competición durante los últimos años por su naturaleza indetectable en los controles antidopaje. Su persecución se había convertido en el gran objetivo de la lucha contra el fraude por droga en el deporte. Nunca antes en los Juegos se habían realizado controles relacionados con esta sustancia, desarrollada por medio de la ingeniería genética. La darbepoetina es un producto más refinado que sus predecesores. Su administración es más cómoda -una vez a la semana- que las versiones anteriores de la EPO, cuya utilización requería inyecciones cada dos días. Y por novedoso -su existencia comenzó a conocerse el pasado año- también es mucho más caro: 1.000 euros por inyección.
La noticia del positivo le fue comunicada a Muehlegg por un funcionario del COI, que le esperaba en la puerta de acceso al salón donde el esquiador iba recibir el homenaje de la delegación española tras ganar la prueba de los 50 kilómetros. Para Muehlegg comenzó un vía crucis que se prolongó durante todo el día. El esquiador español recibió la noticia al mismo tiempo que su expulsión de los Juegos, que ayer fueron clausurados. Su fulgurante trayectoria en Salt Lake City se quebró irremediablemente: destinado a la gloria como parecía, salió de los Juegos con el mismo estigma de Ben Johnson.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de febrero de 2002