Fue ayer el primer día de clase para los seis hijos del matrimonio marroquí Amoluk. Empezaron a las tres de la tarde en dos centros públicos y laicos de Ripollet (Vallès Occidental), tal como habían solicitado los padres de los menores.
Los tres hermanos más pequeños, Sihame, de 11 años; Farah, de 7, y Mohamed, de 5, estudian en la escuela primaria de La Ginesta, colegio que en un primer momento había sido sugerido por el consistorio para acogerles después de que la familia renunciara a llevarles a una escuela católica. Los hijos mayores, Fátima, de 15 años; Lubna, de 14, y Sumia, de 13, lo hacen en la escuela de educación secundaria de Can Mas, que además les queda cerca de casa.
Los seis hermanos Maluk tenían que haber ido al colegio concertado Sant Esteve, que pertenece a la orden religiosa de los Gabrielistas y está ubicado en Ripollet. El pasado día 19, 42 días después de que Fátima solicitase su propia escolarización y la de sus hermanos a los servicios sociales del Ayuntamiento de Ripollet, los seis menores tenían que haber empezado las clases en la citada escuela católica. Sin embargo, el padre de los niños, Mustafá Amaluk, se negó a que sus seis hijos fueran a una escuela católica porque, argumentó, temía la conversión al cristianismo de sus hijos. Pese que no tenían que ir a clases de religión ni pagar cuotas ni actividades extraescolares, Fátima explicaba que a sus hermanos les daban 'miedo' las imágenes religiosas que hay en el centro religioso.
Visita al colegio
El pasado viernes, la familia Amaluk se reunió con el delegado de Enseñanza de la
Generalitat en el Vallès Occidental, Jordi Basiana, y se llegó a un acuerdo. Los seis niños marroquíes pudieron ayer, finalmente, ir a clase.
A la familia Amaluk le ha 'ha gustado muchísimo su nuevo colegio', relataba ayer Fátima, la mayor de los seis hermanos. A las tres de la tarde de ayer visitaron el centro y pudieron conocer los dos colegios públicos y laicos que les han sido asignados. 'Son muy bonitos', resalta esta joven, que fue quien inició todos los trámites para poderse escolarizar tanto ella como sus hermanos.
'Hemos conocido a los profesores, a la directora y a los compañeros de colegio', continuaba relatando ayer por la tarde Fátima. 'Hoy [por ayer] no ha habido tiempo de estudiar nada', explicaba esta joven de origen marroquí. Será hoy cuando empiecen a estudiar, algo que, según explica Fátima, todos los hermanos tienen 'muchísimas ganas de hacer'. Ella es la única que habla español de todos ellos, por lo que sus hermanos más jóvenes recibirán clases especiales hasta que dominen un poco el idioma, explica Fátima.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de febrero de 2002