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CARTAS AL DIRECTOR

En recuerdo de Juan Carlos Gumucio

Abro las páginas de EL PAÍS del 27 de febrero de 2002 y, entre el tráfago diario de noticias, fotos, columnas y columnistas, una necrológica a cuatro columnas me produce el mismo efecto que si me pincharan con una aguja el corazón: la muerte de Juan Carlos Gumucio.

Siento escrúpulos al escribir de tu muerte en un tiempo en el que las necrológicas de compañeros fallecidos se han convertido, en muchos casos, en cínicas laudatorias pro domo sua.

Simplemente con estas letras quiero rendir mi más sentida despedida y homenaje a quien consideraba uno de los mejores periodistas que han pasado por las páginas de Internacional de EL PAÍS. A uno de los mejores seres humanos que uno puede tropezarse en esta profesión, cada día más deshumanizada y depredadora. Descansa en paz, Juan Carlos, porque dignificaste un periodismo que se va quedando sin alma y en el que sin personas como tú nos sentiremos también más solos y desesperanzados.- Miguel Molleda. Madrid.

Fiel lector de EL PAÍS desde hace muchos años, leo apenado en la edición del 27 de febrero la noticia del fallecimiento de Juan Carlos Gumucio. Mi más sentido pésame a todos sus compañeros y a su familia y gracias a él, donde quiera que esté, por todas las intensas horas de lectura que sus crónicas nos han proporcionado.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de febrero de 2002