La ofensiva terrestre contra un enclave talibán al este de Afganistán se ha convertido en la mayor operación sobre el terreno desde el comienzo de la campaña militar. Casi 1.500 soldados, mayoritariamente afganos, liderados por tropas de EE UU, Australia y Canadá, tratan de eliminar una bolsa de resistencia atrincherada en unas montañas nevadas de difícil acceso. Varias fuentes aseguran que hasta 5.000 soldados talibanes y miembros de Al Qaeda siguen resistiendo en la zona atacada. Los estrategas del Pentágono creen que ésta puede ser la última gran batalla contra los talibanes en Afganistán.
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Para no crear falsas esperanzas, altos mandos militares de EE UU han insistido en que no existe ningún dato que haga pensar en la posibilidad de que Osama Bin Laden o el jeque Omar se encuentren en la zona atacada, situada a unos 30 kilómetros de Gardez.
Fuentes militares de Washington confirmaron que se trata 'de una gran operación, la mayor operación de tropas terrestres aliadas'. La información era escasa y procedía mayoritariamente de estimaciones afganas no del todo fiables. La inteligencia de EE UU había detectado una bolsa de 500 soldados talibanes en la zona, pero el Ejército afgano insiste en que ese número se multiplica por diez.
Según el coronel Rick Thomas, portavoz del mando central en Tampa (Florida), la operación 'sigue en marcha con combates muy intensos'. El grupo de combatientes formado supuestamente por soldados talibanes y miembros de Al Qaeda se esconde en una región montañosa taladrada con túneles y búnkeres.
Thomas reconoció que los soldados aliados 'desconocen el tamaño de las fuerzas enemigas'. Las condiciones son pésimas para el combate, según este portavoz militar: 'Hace un frío intenso, el terreno es agreste y está cubierto de nieve. Los valles están a una altura de 2.500 metros y los picos de las montañas alcanzan los 3.500', aseguró. Ayer, los combates sobre el terreno fueron esporádicos, pero se intensificó el bombardeo desde el aire después de que EE UU lanzara la primera de sus nuevas bombas termobáricas, diseñadas para su uso en cavernas excavadas en el interior de las montañas. Algunos habitantes de pueblos cercanos contaron que simpatizantes talibanes han comprado cientos de sacos de provisiones en las últimas semanas. Un militar afgano aseguró que los combates pueden durar más de un mes.
Por otra parte, varias ciudades del sur del país amanecieron ayer empapeladas con carteles de apoyo a Bin Laden y al mulá Omar: 'Agentes americanos, esperad un poco y veréis. El mulá Omar y Osama son el orgullo de todos los musulmanes', dicen los carteles.
El Pentágono también ha iniciado su propia operación ideológica con el lanzamiento masivo de panfletos en la zona de los combates y en los pueblos cercanos en los que se detecta simpatía hacia el antiguo régimen. Los aviones estadounidenses dejan caer octavillas con este texto: 'Entregad a los talibanes y a los miembros de Al Qaeda o seréis destruidos. Proporcionad información sobre los talibanes o los miembros de Al Qaeda'. El mensaje viene acompañado de una fotografía en la que aparece un vehículo con soldados talibanes y el texto: 'La comunidad internacional está mirando. Lo ve todo. Si ayudáis a Al Qaeda y a los talibanes seréis destruidos'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de marzo de 2002